19 abr 2010

Coffee Bay, la contracara y una entrevista a Grant (The fisherman)...

Mar adentro en Coffee Bay...
No vamos a engañarlos en absoluto, Coffee Bay es hermoso, pero la realidad afuera es un tanto chocante. De todos los lugares que estuvimos es el que más claramente marca los límites entre estar dentro o fuera de un hostal. Estar dentro del hostal es casi como una línea que separa la inclusión de la exclusión. Casi la "riqueza" de la "pobreza", y hasta la felicidad y la infelicidad. Durante las 24 horas del día hay en los alrededores una especie de "guardia" montada por pobladores de la periferia, intentando vender hongos o marihuana... a cambio o de dinero, de ropa, o de cualquier otra cosa que uno tenga.

El sentimiento que genera esta situación es bastante incongruente y molesto, ya sea porque hay que literalmente (y aunque suene muy mal) "espantar" a todas las personas que se abalanzan sobre uno cada vez que se quiere salir a la playa, o a comprar una leche. Uno no puede evitar sentirse bastante culpable, al denegar una y otra vez todo, a esta gente que prácticamente no tiene nada. Es una situación que lo deja a uno parado cara a cara con antagonismo sistemático y la soberbia social y destartalada en la que vivimos.

Animal sagrado...
La situación no es menos esperanzadora que la que se vive en muchísimas partes de Latinoamérica. El contraste que se genera con la burbuja que se crea dentro del hospedaje es tan abrumador como el que se experimenta en Guatemala, Nicaragua, Bolivia, algunas zonas de Colombia, Brasil, etc. Por un lado: gente feliz disfrutando de todo a toda hora, riendo, cocinando, tomando cervezas, etc.; y por el otro, gente pobre, desmejorada por donde se la mire, y con muchísimas necesidades que claramente no forman parte de ninguna ficción.

La vida se llena de preguntas y esas preguntas no tienen respuestas ni soluciones posibles... al menos a corto plazo. Dar por perdida una situación, y verse sometido a semejante dicotomía, genera un sentimiento de incomodidad y contradicción, pero que también puede ayudar a la reflexión, a la búsqueda y al movimiento. Barrera energética de por medio, empezamos a darle curso a nuestras actividades, y una vez que quedó semiconfirmado un cierto fracaso en la búsqueda de parejas, y generación de situaciones para el videoclip, dimos rienda suelta al tema de la escritura, fotos y entrevistas para el documental del Apartheid.

Amanecer sobre el mar...
En el caso de la escritura no tuvimos más que tomar por asalto la barra de la cocina, y montar ahí mismo, durante algunos días, nuestro estudio de trabajo. La sensación de estar escribiendo en tremendo contexto es muy gratificante. Cuando uno se da vuelta y ve a sus compañeros contentos (casi siempre distraídos)... atendiendo algún estímulo que se manifiesta alrededor, se le descuelga una sonrisa; lo mismo pasa cuando al minuto siguiente, se percibe esa concentración perfecta, que confirma que de alguna manera, que las cosas avanzan.

Una de las actividades más destacables y lindas que realizamos durante la estadía, fue acompañar a nuestro nuevo amigo, Grant “the fisherman”, a cumplir con su ritual de pesca diario matutino. Grant tiene alrededor de 55 años, y no se entiende bien qué es lo que vino a hacer con su esposa a este lugar de reviente juvenil. Ex militar ya retirado, blanco, un poco torpe, y de modelas bruscos. Incansable fumador de Marlboro Light, no paraba de convidar puchos. Muy buen cocinero y muy generoso a la hora de la comida. Su inglés era muy cerrado y hablaba muy rápido, por lo que nos teníamos que ir turnando para entenderlo. Era un ejercicio ciertamente agotador. 

En alguno de las charlas, y luego de ciertas confusiones con el inglés, terminamos comprometidos para levantarnos a las cinco de la mañana, con el idea de compartir unas tiraditas de anzuelos al mar. El tipo estaba excitadísimo con enseñarnos a pescar, y se le entreveía una especie de sentimiento paternalista hacia el grupo. Nos confirmó doscientas veces que nos iba a venir a despertar de madrugada. Decidimos aprovechar la oportunidad para hacer una segunda entrevista sobre el apartheid, ya que el perfil era muy distinto al de Daphne, y la situación de pesca calzaba perfecta.

Grant... un, do, tre... un, do, tre...
Cinco de la mañana en punto, apareció con todo el equipamiento y con su veta militar a sacarnos de la cama muy bruscamente. Solo le faltó gritar alguna orden y ¡carrera mar!. En diez minutos nos tuvo a todos preparados, afeitados, y con cámara en mano, siguiéndolo a paso firme hasta la primer escollera. Antes de lograr introducirlo a la cámara y lograr que se relaje para hablar, nos tuvimos que morfar algunas lecciones de pesca básica. En fin, pasamos unas tres horas perdiendo carnada y pedazos de caña en las piedras, sin lograr pescar, pero con una entrevista cerrada y muy bien contextualizada.

Mucho más politizado y estricto que Daphne, algo cerrado, pero con una visión ciertamente amplia para su condición de ex militar. Una mañana distinta con una persona distinta, de la que volvimos contentos, pero bastante cansados. En algún momento nos dimos cuenta que no teníamos ni mente, ni efectivo, por lo que tuvimos que pedirle a la gallega que nos banque las necesidades mínimas de supervivencia hasta nuevo aviso. También utilizamos la colaboración de quienes se olvidaban comida en la cocina y de aquellos que nos anotan birras a una cuenta que no tenemos idea quien va a pagar.

Sentimientos sagrados...
Todo aparenta ser una realidad dentro de un sueño. Hay una gran liberación interna. Para colmo acaban de aparecer de nuevo los ocho motivos fundamentales del grupo. No se pregunta nada, es obvio que se deja de escribir y se empieza a sonreír. Es obvio que en cualquier momento nos perdemos en cualquiera. Hay un tipo atrás de la reja ofreciendo algo, hay un rasta fumando. Ahí pasó la bomba de la barra, se condensan los recuerdos anticipadamente.

Fuera de la computadora, a muy escasos metros, están las excusas perfectas e ineludibles para dejarse llevar y no sentirse mal por ello. Alrededor se concentran infinitos motivos para despedirnos hasta cualquier otro momento. Nos queda todavía algo más por relatar, trabajar y definir antes de una nueva salida hacia el siguiente punto del viaje. En el próximo post un agujero en la pared en el medio del mar. Hasta entonces. Muchas gracias por estar.

2 comentarios:

  1. Unos de los mejores posteos!
    Sigan chicos, que nosotros lo compartimos

    ResponderEliminar
  2. Hola chicos!!!
    que lindo quedo el video!.. Lo vi el otro dia en la Television y me acordaba de el rubiecito de Julian.. cantandome el tema!!
    I Miss You Juli :(

    ResponderEliminar

Copyright © 2012 Viaje por África All Right Reserved